lunes, 16 de febrero de 2015

Construyendo el conocimiento en ambientes virtuales



Al calor de las nuevas tecnologías y de su aplicación en la educación, nos encontramos en una realidad sumamente dinámica y compleja, donde conocimiento, docencia, aprendizaje y enseñanza son conceptos tradicionales y a la vez novedosos, que en estos últimos años fueron adoptando nuevas formas, nuevas estrategias, nuevos derroteros.

Es el e-learning el actor con mayor potencial para aprovechar estos cambios y capitalizarlos en una educación de excelencia y calidad, adaptada y personalizada para cada estudiante.

El conocimiento ya no se circunscribe a un aula, con las puertas cerradas, con un docente que transmite unidireccionalmente el conocimiento hacia un puñado de alumnos. El aula abrió sus puertas; el conocimiento ya no se encuentra en un solo lugar, sino que está en todos lados, a toda hora, formando una gran red de conexiones, de nodos, de significados, de recursos, de información en la que el centro es el propio estudiante.

¿Cuáles son los desafíos entonces? ¿Significa que podemos prescindir de los profesores? 

La respuesta es un no rotundo: los docentes son hoy más necesarios que nunca.

Ante el enorme y constante caudal de información en la que nos vemos inmersos sin descanso, se vuelve una tarea central aprender las competencias necesarias para poder jerarquizar ese conocimiento, ordenarlo y elaborarlo. 

Habilidades para aprender a aprender, en donde el docente es el actor por excelencia para facilitar esas competencias.

¿Cuáles son los desafíos entonces? ¿Significa que podemos prescindir de los profesores? La respuesta es un no rotundo: los docentes son hoy más necesarios que nunca.

Ante el enorme y constante caudal de información en la que nos vemos inmersos sin descanso, se vuelve una tarea central aprender las competencias necesarias para poder jerarquizar ese conocimiento, ordenarlo y elaborarlo. Habilidades para aprender a aprender, en donde el docente es el actor por excelencia para facilitar esas competencias.

Precisamente, el profesor ya no es más el portador del conocimiento ni su misión es la de transmitirlo. 

Ahora es un facilitador cuyo objetivo principal es desplegar estrategias y metodologías para que sea el propio estudiante el que realice esas conexiones. Esas estrategias permitirán combinar el acervo, el propio bagaje del estudiante con la nueva información que se presenta, de modo que pueda sintetizar ambos aportes en el contexto, es decir, en la práctica, en la acción. Aprender para hacer: esa es la cuestión.

Este nuevo paradigma tiene que ver con conocer y gestionar nuestros propios procesos de aprendizaje. 

Aprender a aprender significa construir conocimiento a partir de los aprendizajes y experiencias de vida anteriores con el fin de reutilizar y aplicar el conocimiento y las habilidades en una variedad de contextos: en casa, en el trabajo, en la educación, en la instrucción. 

Aprender a aprender para aprender a seleccionar, a jerarquizar información, a contextualizarla, a aplicarla para que devenga en un aprender a hacer. Aprender a conectar de muchas maneras los nodos, toda esa información de esa gran red que nos rodea, con la que estamos ubicuamente conectados.

Es este el camino, el del aprendizaje aumentado, el camino de la educación de excelencia, activa, aplicada, significativa, que empodera al sujeto otorgándole herramientas reales, eficientes y eficaces para la participación, para el real protagonismo tanto en el plano individual como colectivo, para la efectiva libertad y poder de elección.

Este es el camino para una sociedad empoderada y consciente del camino que quiere recorrer, y con las herramientas para recorrerlo. Ese es el camino; hacia allí vamos.


Adriana Flotta





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